La Educación en valores debe pretender
un aprender a aprender. El educador y la formación de educadores deben favorecer
las condiciones que sostengan y colaboren en tal aprendizaje. La persona es
fruto de un diálogo con el medio, con su historia, con los otros, y consigo misma.
La educación moral y en valores
éticos para la democracia no se obtiene, no se inventa sólo a través de las
teorizaciones, de las vías racionales.
Una educación en los valores de
convivencia y la paz demanda el fomento de sentimientos y actitudes de
solidaridad. Hay que promover, alimentar y sostener una ciudadanía instruída y activa, garantizada,
que asuma la democracia llevándola a la práctica de nuestros hechos cotidianos.
Prof. Nora B. Arana
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