Hoy existe en la sociedad un substancial déficit de valoraciones
éticas. Muchos niños y niñas poseen y sufren vivencias en su entorno
socio-familiar-escolar que denotan demasiadas anulaciones, frustraciones,
sentimientos de desvalorización, baja autoestima, cercenamientos, problemas de
atención intelectiva y sufrimientos que conllevan, por ende, un fuerte déficit
de valores.
Fuerte déficit de valores que vivenció nuestra sociedad durante largos
períodos democráticos y que aún hoy estamos reconstruyendo.
Los exitosos golpes militares que tuvieron lugar en la Argentina en el
siglo pasado, antes de la presidencia del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, no
ocurrieron en un vacío político; más bien estuvieron siempre acompañados por un
sustancial apoyo civil. En cada una de las instancias militares, desde
1930 hasta 1976, militares ambiciosos fueron alentados por líderes de partidos
políticos para derrocar al gobierno en cuestión.
El aliento no sólo provino de políticos civiles, sino también de
hombres de negocios, periodistas, y, ocasionalmente de líderes sindicales.
Una de esas ocasiones fue el derrocamiento del presidente Dr. Arturo
Humberto Illia, el 28 de Junio de 1966. Desde el momento en que Illia llegó al
gobierno el 12 de Octubre de 1963, empezaron a tenderse los hilos de la
conspiración con campañas de desprestigio que darían sus frutos. En los meses
precedentes al golpe de Estado, líderes sindicales peronistas, en contacto con
militares conspiradores; periodistas como Jacobo Timmerman, que dedicaba sus talentos
en cuestionar la capacidad ejecutiva del Presidente y minar su prestigio a los
ojos de civiles y militares, propiciando encuestas de opinión pública
destinadas a mostrar que una mayoría de la población estaba a favor de un golpe
de Estado; intereses empresariales -tanto nacionales como internacionales-
hicieron que el Dr. Arturo Illia sobreviviera en su despacho presidencial menos
de tres años pese a su reputación universal de decencia y honestidad.
Illia llamaba la atención por su aspecto bondadoso y paternal, sin
modales solemnes.
Después de largo tiempo hasta sus más críticos opositores terminaron
reconociendo que tanto en su manejo económico, como en casi todos los terrenos,
un estilo moderado y gradualista fue la nota característica de su gobierno.
Se le reconoce, además, al gobierno del Dr. Illia, su austeridad republicana, su honestidad
administrativa y el respeto por la legalidad y la libertad de expresión.
Los valores que denotaba este Presidente
Argentino son principios que se deben constituir en cada uno de los rincones de
nuestra sociedad y que deben ser llevados a la práctica desde el quehacer de
nuestras acciones cotidianas. Por último,
creo que, esta realidad compleja en dónde todos estamos sumidos, es el
gran desafío que tenemos en materia de Educación. Debemos crear las condiciones
pertinentes para que cada alumno construya sus aprendizajes, brindando, desde
todos y cada uno de nuestras esferas, opciones para el crecimiento integral de nuestros
jóvenes.
Prof. Nora Arana
Excelente Norita, es de suma relevancia copiar éste ejemplo de político y persona. Besos.
ResponderEliminarGracias querido Fabri!
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